domingo, 24 de mayo de 2009

Porque las Dietas dejan de Funcionar?




Haciendo honor a la propuesta. Charlemos

Hoy le decía a un amigo, que además es un atleta de alta competencia por lo que “hacer las cosas bien” es una premisa para él: Nuestro cuerpo, nuestros sistemas son maravillosos, y nosotros sin saberlo hacemos lo posible la mayoría de las veces sin saberlo, por romper ese equilibrio.

Un ejemplo, ¿Porqué las dietas dejan de funcionar?

Les decía el otro día, que hay una explicación. En realidad son varias. Nuestra compleja estructura es mucho más que la suma de sus partes. Es así. Por lo que empezamos a realizar cambios, nuestro cuerpo responde, bien. Pero responden todos nuestros sistemas, y si los cambios no están reglados y con pautas probadas, ahí empiezan los problemas.

Lamentablemente, estos aspectos son con los que cuentan los inescrupulosos.

Cuando hacemos una dieta, no un plan pensado para aprender a comer. Una dieta, de esas locas, de pasarnos a huevo duro un día entero. Si no tenemos alguna patología de base, y todo está bien, podemos hacer frente sin mayores contratiempos, y sí, bajamos de peso rapidito.

A costa de nuestras proteínas, nuestros músculos, que para recuperarlos, deberíamos hacer lo opuesto a las dietas rápidas. Comer bien y hacer ejercicio. Lejos de la pauta del café y la manzana, no?

Esto ya sería malo, pero es peor. Ese músculo que perdemos, como no cambiamos las pautas y volvemos a comer demás, entonces lo reemplazamos con grasa. Esto se repite, en un círculo casi perverso, y bueno, es lo que me canso de ver. Gente que pasa a dieta y cada vez está más gorda.

Recién les contaba de ese equilibrio maravilloso que nos empeñamos en romper. También es hormonal, es de neurotransmisores, metabólico, todo funcionando para mantener nuestros sistemas a raya.

Cuando lo trasgredimos permanentemente, no sólo hay respuestas visibles, como engordar. Sino que también cambia nuestra psiquis con cada caída. Por muchas razones, porque perpetuamos esa situación de gorda-flaca, “gozamos” como me dice un psicólogo amigo, y empezamos a usar como muleta la dieta. “No voy porque estoy gorda” O, “para tal evento me pongo a dieta”, no dejando los problemas reales en el lugar que corresponde y poniendo en su lugar “el problema de los kilos”. Estas situaciones que son verdaderos trastornos en los comportamientos de la alimentación, se ven reforzados por esas sustancias que circulan en nuestro organismo perpetuando esta conducta que mantiene “gordos perennes”.

La buena noticia es que si aprendemos a comer, ponemos los problemas donde corresponde…-no se comen, no se esconden, no se usan como excusa- (sería buenísimo que nos ayudara un profesional, un psicólogo) y hacemos ejercicio, esas respuestas cambian para mantener nuestra salud y por ende, kilos y óptimo estado de ánimo.

Hasta la próxima, Mariana.

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